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Voluntad de juicio y voluntad de entendimiento

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Voluntad de juicio y voluntad de entendimiento Frente a todo acontecimiento y emoción, los humanos parece que venimos practicando ante todo un tipo específico de voluntad: la voluntad de juicio. Esto sucede, naturalmente, a nivel inconsciente e inmediato. Es decir, nuestra primera interpretación, la más reactiva, es el juicio. Sea que juzguemos como “bueno” o como “malo”, como “positivo” o como “negativo”, el juicio está inscripto en casi todas nuestras interpretaciones. Por ejemplo, me levanto a la mañana y tengo ganas de quedarme en la cama. En general, lo primero que se activa frente a esto es el juicio: ¿cómo voy a quedarme en la cama? Está mal. O bueno, quizá esto solo le pase a una Luna en Virgo como yo. Pero digamos, por ejemplo, alguien que está intentando dejar de fumar. Y tal vez no le salga. Y se torture porque no le sale, se juzgue a sí mismo, se considere un estúpido porque no le salga. Todo esto parte de la voluntad de juicio. La voluntad de juicio es el impuls

Inteligencia, entramado y danza

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¿Existe una inteligencia que opera detrás de los acontecimientos, eso que algunos llaman Dios y otros naturaleza? El supuesto de la existencia o inexistencia de esta inteligencia parece tener una importancia esencial en la forma en que percibimos la realidad. Ambos supuestos tienden a no indagar profundamente en sí mismos. Se consideran mutuamente exluyentes, pero detrás de esa aparente contradicción sostienen un mismo paradigma: la creación de burbujas perceptivas desde las cuales encarcelar el devenir. Luego de varios años de eso que en su momento denominé ateísmo, justificación hoy de un doble movimiento de exaltación y banalización del sujeto, me abrí a la posibilidad de que tal inteligencia existiera. Existencia que se esconde detrás de toda experiencia. Aquello que Jung llamó sincronicidad, que Lao Tsé llamó Tao, que los yogis llaman Bramha. En algún momento, tal posibilidad se volvió un supuesto en relación a mi forma de percibir la realidad. Tal supuesto permite fo

Identidad, centauro y completitud

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Para referirnos al vínculo hemos de comenzar entendiendo qué es aquello que se vincula. Para esto vamos a precisar establecer una diferencia entre identidad y centauro. La identidad es un patrón proyectivo. Es decir, es una forma condicionada de reaccionar a los acontecimientos. Está anclada en la herencia psicocultural y no ve más allá de su propia percepción. Para la identidad, la forma en que percibe la realidad es la realidad, la única posible. Y está dispuesta por todos los medios a defender su propia percepción, y las reacciones que esta percepción trae aparejadas. Desea confirmarse y rechaza cualquier elemento que cuestione sus supuestos. Detesta aquello que la transforma. Puesto que la realidad está en constante movimiento, la identidad debe fijar estructuras repetitivas para sentir seguridad. A pesar de que cada acontecimiento es singular, en la abstracción identitaria el foco está puesto en aquello que tienen de idéntico. Esto solo puede suceder en la mente, rechaz